Les comparto un bonito ritual que nos ayuda a entrenar nuestra habilidad reflexiva y crear conocimiento colectivo.
Cada semana suelo escribir una pregunta en un post it y pegarla en el espejo del baño. La idea es que mientras nos lavamos los dientes o las manos, o estoy en medio de mi rutina de cuidado de la piel, la mente no divague.
La habilidad de reflexión requiere de un ejercicio cotidiano.
Es como cuando estás buscando aumentar tu masa muscular: tenes que elegir tu rutina de ejercicios, comprometerte con tus tiempos, tener constancia y acompañar el proceso con descanso adecuado, alimentación e hidratación.
Lo mismo ocurre con si estás buscando aumentar tu capacidad reflexiva. Tienes que crearte rutinas, crearte diversos niveles de complejidad, acompañarla con descanso adecuado (físico y mental), alimentación e hidratación.
Nada ocurre de repente o de manera inesperada. Si tienes esa sensación, es porque no estabas prestando atención.
Cada semana escribo una pregunta en un post it y la pego en el espejo del baño. Queda allí unos 3 días, el fin de semana aprovechamos las charlas bruncheras familiares para conversar acerca de lo que hemos pensando esos días, entonces viene el segundo espacio de reflexión que nos lleva a una co-creación de un conocimiento más amplio del asunto en cuestión.
Se me ocurrió que podríamos sumar a esta preciosa comunidad en la conversación y crear un espacio mucho más complejo y enriquecido.
Sería genial que dejen sus reflexiones como comentarios, que también se nutran de los comentarios de otros y que inviten a amigos a la conversación.
En un mundo disperso, encontrar un punto focal a la semana y entrenar nuestra habilidad de reflexión parece ser una preciosa forma de iniciar una revolución.
La pregunta de la semana:
¿Cuál es la diferencia entre reacción y elección?
Bienvenida/o estás a la conversación.