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La sociedad del engaño

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Tiempo de lectura: 2 minutos

«Rascas un poco y abajo no hay nada… un gran vacío de gente con miedo.»

Cin Días

Todo comenzó con una encuesta acerca del conocimiento del término «Luditte» y un mensaje agradeciendo.

La siguiente conversación conceptual, rica en matices y en opiniones políticamente incorrectas, pero sustanciales en un diálogo auténtico entre personas que han superado la adolescencia del pensamiento, fue una agradable sorpresa.

Adoro cuando se rompe la mecánica VUCA , se hace una pausa y se abre un espacio enriquecido de significado. Creo que en estos breves momentos revolucionarios, dejamos en claro que no estamos dispuestos a renunciar a nuestra libertad de reflexionar.

Algunas semillas del fruto de la conversación

¿Cómo empoderar al ciudadano ? No desde el discurso, la ideología o la apariencia, sino desde la práctica política cotidiana.

«Cuando triunfan los medios de masas, el hombre muere»

reflexionó Humberto Eco.

De alguna manera lo que nos ayuda a conectar, también nos hunde. ¿Es posible salvar la individualidad sin renunciar a lo social? ¿Existe un límite? Si existiera ¿es posible no cruzarlo?

Creo que todo intento de prohibición tecnológica es inútil. El verdadero empoderamiento social radica no en limitar el acceso a quienes son más suceptibles de caer o generar engaños, sino en abrir y profundizar el abanico de posibilidades y tener en claro la necesaria responsabilidad individual.

Existe un abismo entre restringir y fortalecer.

En términos Kantianos, si el engaño de eleva a máxima universal, deja de tener sentido.

Entonces ¿Por qué la sociedad acepta este sinsentido?

No está bueno generalizar, pero a título reflexivo podria hablar de 3 grandes grupos:

Tenemos por un lado los que descreen de todo (los apesadumbrados), por el otro los que creen todo (los adormecidos) y en medio de estos polos, se encuentran: quienes quieren pertenecer, por tanto recrean el engaño, a sabiendas, y lo perpetúan; y quienes buscan el sentido y se debaten entre tomar acción para desenmascar el vacío o dejar que todo pase.

Qué época compleja amigos, tenemos las bondades de la tecnología y la conexión a nuestra mano a la vez que dejamos de ser humanos para convertirnos en «público objetivo», «target», «votante», «parte de grupo de pertenencia», «amigo o enemigo ideológico».

Vivimos una utopía y una distopía a la vez, y debatiéndonos dentro de esta paradoja, pasamos a ser una sociedad estresada.

Sin relajación, se pierde el don de escuchar, así estamos.

Bienvenida/o estás a la conversación.

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